CUENTO SOBRE EL MEDIO AMBIENTE
¡Buenas!
Hoy vengo a hablar de la importancia del medio ambiente y para ello he creado una pequeña historia que refleja lo importante que es cuidarlo y mantenerlo limpio.
¡Espero que os guste!
LAS AVENTURAS DE TERESA
Había una vez una niña llamada Teresa, que un día debido al trabajo de guardamontes de su padre, se trasladó con su familia a un pueblo nuevo situado en un valle entre montañas, en lo alto de una remota comarca. Teresa admiraba a su padre, era su ejemplo a seguir.
Todos los fines de semana, Teresa y sus padres iban de ruta por el monte, les encantaba la naturaleza y disfrutaba mucho de ella y Teresa se pasaba toda la semana pensando en el sábado, porque sabía que una nueva aventura les estaba esperando.
Un día, cuando ya llevaban un tiempo en su nuevo pueblo, Teresa, al ver que sus padres no tenían tiempo para ir de excursión, decidió salir sola a pasear por las extensas y verdes montañas que lo rodeaban, sin alejarse demasiado pero...
¿cuál fue su sorpresa cuando empezaron a explorar?
¡Todo estaba lleno de basura!
Teresa cómo era amante de la naturaleza, decidió que eso no podía seguir así y empezó a recoger toda la basura que encontraron a su paso hasta que de repente se le apareció delante de sus narices un monstruo azul con cara de enfadado.
Teresa se quedó sorprendida y muy quieta, hasta que el monstruo habló entre gruñidos.
-!Fuera de mis montañas, deja de recoger mi basura! -gritó intentando intimidarla, pero para su sorpresa la niña respondió.
-No voy a dejar esta basura aquí, está ensuciando la montaña y eso no es bueno para los animales que viven aquí, !ni para el planeta!
Entonces, como por arte de magia, uno de los árboles cercanos cobró vida y con una mirada de compasión, agradeció las palabras de la niña.
- Gargamel, deja en paz a la niña, solo está cuidando de su casa.
-¡Callate Raymi, esta no es su casa es MI casa! -gruñó de nuevo.
-Claro que es tu casa, pero también es la mía, y la suya -suspiró Teresa-
-Tiene toda la razón -una voz respingona resonó en el silencio que se había formado- Estas montañas son de todos nosotros y tenemos que cuidarlas si no queremos buscar un nuevo hogar.
-Bonnie siempre apareces en el momento más inoportuno -resopló el malvado Gargamel cruzándosela de brazos.
Los cuatro siguieron discutiendo durante un rato, hasta que Teresa con sus bien formados argumentos logró convencer "más o menos" a Gargamel de que acumular basura en el bosque era malo para todos, y entre Raymi, Bonnie, Teresa y Gargamel comenzaron a recoger la basura que se iban encontrando por el camino hasta que llegaron a un claro donde los tres primeros se quedaron con la boca abierta.
¡Todo estaba cubierto de basura!
Pero entre toda lograron distinguir lo que parecía una vieja capilla totalmente derruida, solo quedaba en pié lo que algún día fue el campanario.
Además un poco más lejos se podía ver una laguna cubierta por pequeños plásticos.
-Bienvenidos a mi casa -sonrió orgulloso Gargamel mientras se abría paso hasta la vieja capilla.
Los demás sorprendidos le siguieron mientras pensaban que limpiar todo eso les llevaría una eternidad.
Al principio les costó mucho convencer a Gargamel de limpiar su casa, porque el decía que estaba muy cómodo viviendo entre plásticos y latas, y que su mascota Tisire también estaba muy augusto en la laguna, pero una vez más, Teresa y sus nuevos amigos lograron convencerle.
Limpiar todo ese desastre les levó tres días enteros. Teresa se levantaba muy temprano por la mañana para ir a recoger el claro donde vivía Gargamel y su mascota Tisire, y volvía a casa cuando anochecía para contarle a sus padres lo que estaba haciendo. Al principio pensaron que era producto de su imaginación y se preocuparon un poco, pero el segundo día decidieron ir con ella y se quedaron muy sorprendido de que las criaturas que describía su hija existieran de verdad.
El último día, cuando estaba casi todo recogido la madre de Teresa vio algo que le llamó la atención. Detrás de lo que parecía el altar había una abertura en la piedra que dejaba entrever un viejo pergamino enrollado.
Teresa se quedó sorprendida y muy quieta, hasta que el monstruo habló entre gruñidos.
-!Fuera de mis montañas, deja de recoger mi basura! -gritó intentando intimidarla, pero para su sorpresa la niña respondió.
-No voy a dejar esta basura aquí, está ensuciando la montaña y eso no es bueno para los animales que viven aquí, !ni para el planeta!
Entonces, como por arte de magia, uno de los árboles cercanos cobró vida y con una mirada de compasión, agradeció las palabras de la niña.
- Gargamel, deja en paz a la niña, solo está cuidando de su casa.
-¡Callate Raymi, esta no es su casa es MI casa! -gruñó de nuevo.
-Claro que es tu casa, pero también es la mía, y la suya -suspiró Teresa-
-Tiene toda la razón -una voz respingona resonó en el silencio que se había formado- Estas montañas son de todos nosotros y tenemos que cuidarlas si no queremos buscar un nuevo hogar.
-Bonnie siempre apareces en el momento más inoportuno -resopló el malvado Gargamel cruzándosela de brazos.
Los cuatro siguieron discutiendo durante un rato, hasta que Teresa con sus bien formados argumentos logró convencer "más o menos" a Gargamel de que acumular basura en el bosque era malo para todos, y entre Raymi, Bonnie, Teresa y Gargamel comenzaron a recoger la basura que se iban encontrando por el camino hasta que llegaron a un claro donde los tres primeros se quedaron con la boca abierta.
¡Todo estaba cubierto de basura!
Pero entre toda lograron distinguir lo que parecía una vieja capilla totalmente derruida, solo quedaba en pié lo que algún día fue el campanario.
Además un poco más lejos se podía ver una laguna cubierta por pequeños plásticos.
-Bienvenidos a mi casa -sonrió orgulloso Gargamel mientras se abría paso hasta la vieja capilla.
Los demás sorprendidos le siguieron mientras pensaban que limpiar todo eso les llevaría una eternidad.
Al principio les costó mucho convencer a Gargamel de limpiar su casa, porque el decía que estaba muy cómodo viviendo entre plásticos y latas, y que su mascota Tisire también estaba muy augusto en la laguna, pero una vez más, Teresa y sus nuevos amigos lograron convencerle.
Limpiar todo ese desastre les levó tres días enteros. Teresa se levantaba muy temprano por la mañana para ir a recoger el claro donde vivía Gargamel y su mascota Tisire, y volvía a casa cuando anochecía para contarle a sus padres lo que estaba haciendo. Al principio pensaron que era producto de su imaginación y se preocuparon un poco, pero el segundo día decidieron ir con ella y se quedaron muy sorprendido de que las criaturas que describía su hija existieran de verdad.
El último día, cuando estaba casi todo recogido la madre de Teresa vio algo que le llamó la atención. Detrás de lo que parecía el altar había una abertura en la piedra que dejaba entrever un viejo pergamino enrollado.
La madre de Teresa lo cogió con mucho cuidado y al desenrollarlo pudieron apreciar un viejo cuadro de lo que parecía una virgen. Sorprendidos por su hallazgo decidieron que cuando regresaran lo llevaría a un experto por si tenía algún valor.
Cuando terminaron de recoger todo el claro, y limpiar la charca donde vivía Tisire, Teresa se despidió de sus nuevos amigos y les prometió que volvería a visitarlos.
Grgamel finalmente comprendió que vivir rodeado de basura no era bueno, porque esto suponía un problema para sus nuevos amigos, además, al vivir así, con los años se había vuelto muy arisco y había perdido la mitad con Raymi y Bonnie, y ahora que la había recuperado haría todo lo posible por mantenerla.
Más tarde, cuando Teresa y sus padres regresaron a casa , decidieron pasar por un museo donde descubrieron que el cuadro que habían encontrado era "La virgen María", parte de una obra de un artista italiano, Cimabue, que había sido robada siglos atrás de una iglesia de Florencia.
Grgamel finalmente comprendió que vivir rodeado de basura no era bueno, porque esto suponía un problema para sus nuevos amigos, además, al vivir así, con los años se había vuelto muy arisco y había perdido la mitad con Raymi y Bonnie, y ahora que la había recuperado haría todo lo posible por mantenerla.
Más tarde, cuando Teresa y sus padres regresaron a casa , decidieron pasar por un museo donde descubrieron que el cuadro que habían encontrado era "La virgen María", parte de una obra de un artista italiano, Cimabue, que había sido robada siglos atrás de una iglesia de Florencia.
El director del museo, felicitó a la familia por su hallazgo.
Teresa se dio cuenta de lo importante que es mantener limpio el monte y reciclar, porque es el hogar de muchas criaturas. Por eso, a la vuelta de las vacaciones, cuando llegó a la escuela les contó a sus compañeros y profesores lo que había vivido y entre todos decidieron llevar a cabo una iniciativa de protección del medio ambiente donde el reciclaje jugaba un papel fundamental.
FIN
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